El rock, de la modernidad a la posmodernidad (Segunda parte)

Browse By

 

Por Guillermo Cerminaro

Pese al mensaje de corte nihilista del punk, posteriormente llega uno de los períodos de mayor creatividad con el advenimiento de lo que llamamos el post punk, a partir de la incorporación de otras disciplinas artísticas a lo estrictamente musical. Cabaret Voltaire,Talking Head o Pere Ubu son solo alguno de los grupos que por entonces consideraron los aspectos estéticos además de los musicales.

En los 90, un grito desesperado, aunque diferente al del punk, sobrevino con el grunge en Estados Unidos. Nevermind de Nirvana funcionó como quiebre más por su meta mensaje que por sus letras. Si tomamos Smell like teen spirits como símbolo y lo contrastamos con Anarchy in the UK de los Sex Pistols, las dos son representativas de la cultura joven de su época y de la adolescencia como tal. Sin embargo, aunque el tema de Nirvana se asome como un tema rebelde e inconformista, es pura forma, el capricho por el capricho mismo.

En Inglaterra mientras tanto el britpop brindaba otro clásico Oasis-Blur,

Después: la atomización, las fronteras imprecisas, características de la posmodernidad. Las bandas del siglo XXI como Artic Monkeys o The Stokes aggiornan sonidos del pasado, pero no parecen tan interesadas en la idea de originalidad.

Y cruzando casi todos estos períodos David Bowie que encarna la transformación, el cambio, la novedad. En 1967 sale David Bowie su disco debut, el mismo día que Los Beatles editan Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, su octavo álbum de estudio.

Días antes de su muerte, en enero de 2016 edita el enorme Blackstar, uno de los discos más notables de un artista en el final de una carrera, cuando en la mayoría de los casos las obras finales muestran una declinación creativa.

Más de cincuenta años de trayectoria en los que su búsqueda de distintos estilos y distintas estéticas, fue una constante. Lo invariable en él fue el cambio.

Con Bowie cae cualquier esencialismo, una idea tan afecta a muchos conservadores de los que abundan en el rock.

En  ese sentido, Gilles Deleuze habla de “un sistema abierto que es aquel en el que los conceptos remiten a circunstancia y no a esencias”

¿Por qué creímos, en un esencialismo constitutivo, o dicho de otra manera, que el rock no iba a cambiar, como si tuviese una esencia inmodificable? Y peor: ¿por qué creemos que eso hubiera sido bueno? ¿ Por qué en la práctica tenemos nostalgia, un sentimiento que lleva implícito un dolor por lo que fue? ¿Qué nos impide mirar lo que hay?

¿Qué otra cosa podía salir sino el cambio, el devenir, lo que se mueve? ¿Cómo pensar en algo estático, único, una piedra sin rodar? ¿Cómo pensar en una cosa con características inmóviles, como si el mundo no cambiase?