En la lluviosa noche del viernes pasado, se presentó en el histórico teatro Solís de Montevideo el rapero Kung- Fú OmBijam. En la Sala Zavala Muñiz, que tiene su escenario montado en el medio del público, presentó su disco Desahogo Cultural del año 2017. Entre los asistentes, en su mayoría amigos y cultores del hip hop, se encontraba el Director del Penal de Punta de Rieles quien fue a brindarle su apoyo en la actuación más importante hasta el presente del artista. Es que Federico González (tal el verdadero nombre de Kung-Fú) está privado de la libertad y consiguió un permiso especial para poder presentarse.
Tan es así que apenas pudo tener un ensayo con la banda completa -que sonó potente y muy ajustada- con quienes trabajó a distancia para poder preparar el show. Kung-Fú se movió con soltura desde el escenario, auténtico como sus letras, simples y entendibles, que tienen un fuerte componente autorreferencial. La vida en la cárcel, los amigos, la madre son tratados desde su lírica con enorme honestidad.
Ya desde el comienzo, con la canción My Life, queda clara su historia: “Por querer dedicarme a conseguir dinero fácil creí que sabía todo y arruiné mi vida”.
El hip hop no es nuevo en la vida del artista: comenzó a rapear a los 13 años pero fue en la cárcel en 2014 cuando retomó el arte de conectarse desde su conciencia, tomar un papel y un lápiz y convertirlo en una canción. Se nota, además, la influencia de la práctica del yoga al que Kung -Fú reconoce importante “como herramienta para conocer su faz interior”.
El show contó con diversos invitados, lo que le dio fluidez y sorpresa. Entre ellos, Santi Mostaffá terminó su tema con una frase ”juzgar menos y hacer más”, siendo este uno de los tantos mensajes que dejó la noche, además de los que naturalmente contienen las canciones.
Cuando terminó el show la lluvia había cesado. Miles de uruguayos festejaban en sus casas o en locales de baile la noche de la Nostagia, mientras Kung-Fú acababa de dar un paso más en su presente hacia el futuro.
Horas después, ya en la cárcel de Punta de Rieles, en el medio de su rutina, Federico reflexiona: “fue una noche de sensaciones increíbles, no sabía si estaba preso o estaba libre. La cultura hip hop me brinda muchas herramientas, poder salir de la cárcel. Yo cambié mi ideología de querer delinquir a preocuparme. Por el respeto a la otra persona. Robar es un error gigante”.
Guillermo Cerminaro