En los últimos días se viene hablando, cada vez con más firmeza, de que los shows de música y espectáculos deportivos recién van a volver a “la normalidad” en 2021.
En principio, cabe ver cuál es esa “normalidad”. La incertidumbre campea en todos los ámbitos.
Mientras tanto la situación de músicos (salvo los que pudieran tener una reserva económica), sonidistas, asistentes, productores, prensa y gente de seguridad es delicada.
Son muchos los que están aprovechando para hacer algunos “vivos” en redes sociales para mantener el contacto con su gente como una suerte de paliativo a la situación.
Algunos han tenido que suspender fechas, a otros los toma en el medio de un proceso de grabación, otros no saben si lanzar sus singles o no hacerlo.
Los Stones, por caso, sí han hecho esto último. Acaban de publicar “Living in a Ghost Town”, su primer tema en ocho años, que ya desde su título refleja lo que se está viviendo, aunque la canción sea anterior a la pandemia.
Muchos artistas irán avanzando y delineando la salida artística luego de la cuarentena, otros tienen menos margen.
Uno de los interrogantes que surgen es que si de este parate obligado saldrá algo nuevo. Si finalmente habrá un giro creativo, a nivel mundial, que capitalice la angustia que vive la sociedad para convertirla en un hecho artístico.
Cuesta pensar que de tanto dolor no surja algo nuevo, aunque tampoco se pueda asegurar que así sea, ni hay nada que permita ser optimista. No hablamos naturalmente de canciones que hablen del coronavirus, sino de un soplo de aire fresco que instale la mirada en el futuro y no tanto en la reactualización de fórmulas o sonidos conocidos.
Difícil es imaginar que todo quede igual en el arte en general y en la música en particular. Tal vez los artistas sean los más sensibles a estos cambios y puedan hacer algo nuevo. Aunque, quizá, sea una expresión de deseos. Demasiado pronto para saberlo.