Murió Tom Lupo, quien fuera un referente ineludible de la cultura. Si muchos conocimos a bandas como Sumo, Los Redondos y Soda, tal vez haya sido por él. Quizá también muchos escuchamos en su voz, reconocible claramente, a poetas como Girondo y Pessoa o Alejandra Pizarnik.

Tom, que en verdad se llamaba Carlos Luis Galanternik, tenía 74 años, era psicoanalista, poeta y no solo en la radio, donde es recordado por su programa Submarino Amarillo, hizo lo suyo: También en la televisión y los medios gráficos dejó su impronta.

Hace años había tenido un accidente que le dejo gravísimas consecuencias, una mala jugada del destino en la que nada tuvo que ver, cuando un auto en el que viajaba fue embestido por una camioneta en la Av. Libertador.

Escuchar a Tom era ser interpelado, entrar en el mundo del pensamiento, amar la palabra. Solo una pequeña muestra de esto:

“Hay que volver a Heidegger que decía que no toda persona que nace llega a ser un ser, hay que pasar por la angustia y por la cultura si querés llegar a ser una persona, lo demás es carne andando, si no le das los elementos,  hoy que somos hijos de la palabra, somos seres simbólicos, no tenemos nada que ver con la naturaleza”.

Esas palabras, como muchas otras, seguirán resonando.