Bendito tenis

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El día después de su triunfo ante Francisco Cerúndolo en el Master de Roma, Jannik Sinner tuvo una audiencia con el Papa. Luego de felicitarlo, León XIV, que supo jugar al tenis y es un aficionado de ese deporte, al recibir la raqueta del número 1 del mundo le dijo “en Wimbledon me gustaría jugar”. Sinner, rápido de movimientos, le acercó una pelotita.

El Papa, entre risas le contesto: “Aquí es complicado jugar”.

¿Veremos alguna vez al Papa practicando con la raqueta del número uno? No parece algo imposible..

Beatriz Sarlo, una intelectual de las más importantes de Argentina, era seguidora del tenis y lo practicó en Ferro Carril Oeste en el barrio de Caballito

Es un deporte que ha llamado la atención de  diversos escritores. David Foster Wallace escribió “El tenis como experiencia religiosa” en la que pone en tensión el juego de Federer, a quien admiraba fervientemente, con el de Nadal.

En una reciente entrevista en Tiempo Argentino Mariana Enríquez, fanática de Novak Djokovic, expresó que “el tenis me da mucha adrenalina, no experiencia religiosa. Cuando me pasa con Djokovic, no lo llamaría así. Religioso en el sentido de una explosión de amor, de deslumbramiento. Cuando lo veo ganar a Nole o a otro jugador que me guste, me da una sensación de victoria plena, eufórica. Y durante el partido sufro, tengo muchos nervios. Es muy intenso. No tengo éxtasis contemplativo. Para mí es super inmersivo”.

¿Qué tendrá ese juego que se desarrolla en un rectángulo separado por una red? Seguramente mucho más que ver pasar una pelotita de un lado a otro.

Guillermo Cerminaro.