Gabo Ferro: compromiso, tiempo y palabras

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En un año signado por la partida de muchos grandes artistas, la semana pasada se fue Gabo Ferro. Cantautor, poeta, historiador, artista comprometido, Gabriel Gabriel Fernando «Gabo» Ferro que había nacido en Buenos Aires el 6 de noviembre de 1965, fue un cultor de la palabra y la voz, un artista múltiple, vanguardista y necesario.

Su carrera había comenzado con Porco, en los años 90, su banda de hardcore. En una actuación en el Bauen abandonó el escenario al tercer tema al sentir que no podía cantar más y al otro día ya estaba estudiando historia. Fueron siete años en los que estuvo fuera de los escenarios y de la música cansado de las imposiciones de la industria.

Gabo volvió y desarrollo una carrera brillante como cantautor de forma independiente. Sus discos fueron Canciones que un hombre no debería cantar (2005), Todo lo sólido se desvanece en el aire (2006), Mañana no debe seguir siendo esto (2007), Amar, temer, partir (2008), Boca arriba (2009), La aguja tras la máscara (2011), La primera noche del fantasma (2013) y El lapsus del jinete ciego(2016), Su reflejo es el lobo del hombre (2019). Además, realizó trabajos en colaboración con Luciana Jury, Flopa, Pablo Ramos y Sergio CH. 

Solía trabajar tres ejes en su lírica: el género, la raza y la clase. Y lo hacía desde el pensamiento y desde una sensibilidad particular.

Gabo fue poeta e historiador-editó varios libros- dos vertientes que confluyeron en su obra cualquiera sea la forma. La historia cultural seguramente le dará el lugar que merece por ser un artista contemporáneo, comprometido con su tiempo y con la belleza de las palabras.

Guillermo Cerminaro