Lejos de una mirada al pasado esa síntesis presente reedita un sonido propio.El (in)correcto uso de la metáfora contiene a los múltiples Coleman. Lejos de la reconocida obra de teatro, acá no hay ninguna omisión. Están todos los Coleman en la familia que conforman las canciones de su nuevo disco: el de Fricción, el de Los Siete Delfines, el de Soda, el de Cerati, el de Skay y naturalmente el Coleman solista.
Con su banda Transiberian Express, muestra solidez y contundencia en las nueve canciones que componen el disco.
Sin que ninguna destaque particularmente sobre las otras, el sonido se desliza desde los tres primeros temas en los que participó Phil Manzanera (Salimos caminado, Eternidad, Hacia adelante) hasta el último, El Buque, en el que se luce la voz de Lidia Borda.
Líricamente el tema que abre el disco es una muestra de estos tiempos urgentes: ”La ambición está de moda, la destreza ya pasó, lo querías todo ahora, la ansiedad se adelantó, tu deseo está en peligro y el motor te pide auxilio, se cae, se cae, el avión”
Coleman ostenta la capacidad de síntetizar el rock de las últimas décadas: tocó con Cerati y también lo hizo con Skay Beilinson uniendo dos mundos que parecían irreconciliables. Eso actitud, que queda palmariamente demostrada en el disco, es para agradecer.
Guillermo Cerminaro