Daniel Mecca es periodista y poeta. Cuenta que era estudiante de Ingeniería en la UTN y que cuando tenía 19 años iba a las clases de análisis matemático leyendo a Kafka o Dostoyevski. También a Borges, quien le permitió vincular el mundo de las matemáticas con la literatura. Con pasión dice que uno de los cuentos más emblemáticos, El Aleph, se plantea desde la paradoja de Russell. “Borges inquieta a los escritores paro también a los matemáticos. Y me parece que desde esa zona me inquietó a mí”.
Mecca dicta cursos sobre Borges buscando links entre la música (toca guitarra y trompeta) con la literatura. Por eso ahora está dictando un curso llamado “Borges en Oktubre”, con una alusión ricotera en el título, según surge de su cuenta de Instagram @danielmecca.
En la conversación, las palabras brotan sin parar de su boca enfatizando cada arista de la obra de Borges. “Hay que ser cuidadoso. No es que Borges inventa algo. Primero estaban las condiciones de la época para que se den sus pensamientos. Él, de cada texto que leía, fue haciendo su propia narrativa”.
¿Qué características ves en Borges?
Es un escritor muy ambicioso y muy estratégico. Borges escribe epílogos de sus textos. Está de los dos lados del mostrador; no solo escribe el texto, sino que escribe el modo en el que él quiere que se lean estos textos. Eso me parece una idea fundamental. Permanentemente interviene en el control del discurso o en el control del efecto que va a tener ese texto.
¿Borges creía en la verdad?
Tiene una idea que hacer lucir en un ensayo. La literatura son versiones, todo texto fijo o inmovible es parte de la pereza o de la religión. Por lo tanto, sobre la base de ese razonamiento dice que la literatura se construye de versiones, de borradores y por lo tanto, no es que necesariamente el borrador tres mejora el borrador uno. Sobre ese fundamento justamente se construye “Pierre Menard, autor del Quijote”. Allí está la idea de la muerte del autor que va a trabajar Barthes o Foucault. No se puede pensar Pierre Menard si no se piensa en Duchamp y en las ideas del dadaísmo y del surrealismo. Lo que prevalece en Borges es la idea.
Contanos acerca del Borges Palooza, festival del que sos fundador y organizador y que puede verse en tu canal de YouTube.
El Borges Palooza parte de una irreverencia que es “paloozear” a Borges, una irreverencia en el mejor de los sentidos, en el que más corresponde a Borges: sus textos son irreverentes. Si nosotros tomamos “Pierre Menard, autor del Quijote” en el que inventa un escritor que escribe palabra por palabra lo que dice Cervantes es una irreverencia. Es un ataque directo primero a la propiedad privada de una obra, luego es un deliberación acerca de los movimientos de los textos, quiero decir está lleno de operaciones de escritura. ¿Pierre Menard existe? Tengo que ir a la Biblioteca Nacional, buscar en un catálogo. No es que la revolución de la tecnología debilitó los textos: los fortaleció. Esa irreverencia me parece que correspondía con un festival así.
La pregunta es: ¿tiene cuentos difíciles Borges? La respuesta es sí, pero también tiene otros muy sencillos. El festival es una invitación a leerlo. La idea es desarmar a Borges, quietarle la idolatría, para poder sacarlo de la inmovilidad de lo sagrado y poder repensarlo.
Guillermo Cerminaro