Bajo mi piel morena: retrato de la vida cotidiana

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¿Qué tipo de ficciones, qué mundos-otros podemos crear/proyectar mientras la realidad material apremia, discrimina y violenta? Esta es una pregunta que recorre toda la película Bajo mi piel morena, estrenada este jueves en la plataforma cine.ar tv y cine.ar play, dirigida por José Celestino Campusano y protagonizada por Morena Yfrán, Maryanne Lettieri, Belén D’andrea, Emma Serna y Julián Siliberto. Una película que habla de los márgenes, desde los márgenes.

El film es un retrato de la vida cotidiana de las protagonistas travestis Morena, Claudia y Myriam. Una vida cotidiana desarrollada doblemente en los márgenes: en el conurbano sur y en la identidad disidente. Márgenes que conllevan violencias y estigmas y que la película retrata con un giro en el punto de enunciación. No estamos frente a un relato narrado desde la victimización o la tercera persona pretendidamente objetiva, sino que está bocetado lo complejo, lo híbrido, lo contradictorio. Allí donde se encuentran con el estigma, está en contrapartida la amistad, donde está la violencia, están también las redes militantes. Bajo mi piel morena nos muestra escenas de todas las aristas/bordes de estas vidas en relación con otrxs.

Bordes que como tales son siempre incómodos. Por lo tanto Campusano decide comenzar su filme con uno de los más tematizados en las películas: el sexo. Pero estas escenas y las relaciones de las protagonistas con el mismo no van a estar relatadas de manera tradicional. Aquí también hay un corrimiento y está en la decisión de representar las escenas desde un punto de vista no heteronormativo. ¿Qué queremos decir con esto? Una sexualidad expandida a otras prácticas, a otrxs actorxs, a otras dinámicas, a otros cuerpos. Todas las escenas de sexo están alejadas de las posiciones típicas del hombre-cis arriba de la mujer-cis, por debajo. Excepto una, la que mantienen Myriam y una amiga con dos policías. ¿Casualidad que sean los únicos que no pueden empujar los límites de lo deseable?

Además, a lo largo de todo el filme se muestran los bordes relacionales. Todo encuentro con lxs otrxs es incómodo. Aquí hay un especial hincapié en los vínculos. Morena se cuestiona acerca de sus amores. ¿Cuáles son los amores disponibles? ¿Qué imaginarios se construyen alrededor de los mismos? Claudia se pregunta por su trabajo, en donde es violentada primero por la directora y después por la madre de un alumno. ¿Qué trabajos están habilitados para las travestis y bajo qué condiciones? Myriam hace comentarios sobre la vejez. ¿Qué expectativas (en toda la extensión del término) existen material y simbólicamente para estas travestis?

De alguna manera, el filme propone algunas respuestas a estos interrogantes. Las redes amistosas, como espacio-otro, que se generan entre ellas son indispensables para habitar la vida, para (re)pensar los vínculos amorosos, para sostener sus trabajos, para mantenerse económicamente. Las amistades como el cuidado frente a las violencias que las atraviesan. Las amistades como las posibilitantes de mundos vivibles, de mundos habitables, de mundos imaginados y construidos por/para ellas.

Francisca Pérez Lence