Una Buenos Aires fervorosa
Por estos días se están festejando los 100 años de la publicación de Fervor de Buenos Aires, el primer libro de poesía de Jorge Luis Borges.
Los poemas, que fueron escritos en 1921 y 1922, salieron a la luz en 1923, en una tirada de 300 ejemplares que fue pagada por su propio padre.
Borges escribe los poemas luego de regresar de Europa y convierte en suya a Buenos Aires, la camina, la contempla, la descubre, la escribe.
De haber nacido 100 años después seguramente escribiría sobre una ciudad más frenética, más violenta, más efímera, con menor presencia de vida en los barrios.
La distribución del libro fue muy curiosa. Cuenta Borges que le pidió a Alfredo Bianchi si podía colocar 50 ejemplares en los bolsillos de los sobretodos de quienes iban a las oficinas de la revista literaria Nosotros, de la que Bianchi era director. Recuerda Borges: “cuando regresé, después de un año de ausencia, descubrí que algunos de los habitantes de los sobretodos habían leído mis poemas e incluso escrito acerca de ellos. De esa manera me gané una modesta reputación de poeta”
Con respecto a Fervor de Buenos Aires Borges dice: “tengo la sensación que todo lo que escribí después no ha hecho más que desarrollar los temas presentados en sus páginas. Tengo la sensación que durante toda mi vida he estado escribiendo ese único libro”.
Más allá de esto, en un consenso casi generalizado, lo mejor estaba por venir. Ficciones (1944) y El Aleph (1949) son quizá los dos libros más importantes de Borges, ya en su edad madura.
Se ha puesto muy de moda celebrar los aniversarios, cumpleaños, muertes. Casi nunca se justifica. Pero hablamos de Borges: el escritor argentino más trascendente del siglo XX.
Si alguna fecha había que elegir para celebrarlo, no está nada mal.
Mito Mauro