Hace pocos días nos dejó Pablo Montiel, músico, gestor cultural, docente, agitador urbano, especialista en ciudades.
Quienes hayan transitado el under de los 90 lo recordarán liderando bandas como Entre las medias, Ángeles Extraños y Mondo Hongo.
Fue en 2006 que publicó su primer disco solista “La Belleza del gesto”, al que seguiría en 2011 “El eje del mar”, en los que demostró su eclecticismo sonoro y una afinada lírica.
Pablo tenía intereses múltiples que lo llevaron a organizar distintos acontecimientos como gestor cultural, a recorrer 109 ciudades en 20 países y a publicar su libro “Gestón Cultural para el desarrollo”, junto a Bruno Maccari. Todo eso y mucho más, porque lo que se proponía lo hacía, no quedaba en una idea.
En el Señor de los Anillos Gandalf le dice a Frodo “lo único que podemos decidir es qué hacer con el tiempo que se nos ha dado”
Pablo fue un artífice moderno de esta idea, aún en los últimos tiempos de una agonía larga que afrontó con entereza.
Nació en 1968 y celebró su último cumpleaños, al que bautizó “QuimioShower”, un 24 de febrero en una plaza, rodeado de una multitud de amigos .
Humpherey Inzillo, en un emocionante homenaje en el programa “La trama y el desenlace” cuenta que “Pablo le sacó el jugo cada minuto de su existencia con una energía apabullante. Sin pretender ser ejemplo de nada nos enseñó a entender, agradecer y valorar cada minuto de la existencia”. César Marchetti, que junto a Inzillo eran grandes amigos, cuenta que era ”muy generoso, muy curioso, con toda la cuestión cultural y de tendencias. Tenía un arraigo muy grande en sus décadas de formación de los 70′ y los 80′, pero también siempre estaba cureoseando lo que venía”.
Era una máquina de proyectos, un cultor de la pulsión de vida, no solo para él sino para quienes lo rodeaban, un consejero permanente que detectaba los intereses de sus amigos y los impulsaba para que lo llevaran adelante.
La actriz Lorena Vega dice en su cuenta de Instagram: “Con Pablo fuimos novios 4 años. En los 90′ Él tenía una banda y yo hacía performances en sus shows en Cemento, en Die Schule y otros lugares. Mi vieja (al principio) me la hizo difícil porque él tenía 10 años más que yo. Y después lo amó. Él me regaló un curso de actuación para un cumpleaños aun cuando le dije que no quería actuar y él me dijo ‘hacelo que es lo tuyo y además me salió 50 pesos’”
Carla Lucarella, la madre de su hija Lara, cuenta: “Pablo se debía a su público y su público era el que lo veía en un show o en sus clases. Esta cosa de movilizar a la gente podía ser en un show, en un aula, en un auditorio, o en una reunión familiar”.
Un día antes que otro Montiel sellara la consagración de Argentina como campeón mundial, sus cenizas fueron arrojadas al Río de la Plata, en la Reserva Ecológica de la Ciudad Universitaria, cerca de la cancha de su querido River, en el lugar elegido por Carla para cumplir el pedido de Pablo.
Nos deja su recuerdo que se actualizará siempre desde la belleza de sus gestos.
Guillermo Cerminaro