El nuevo disco de Tool, “Fear Inoculum”, se hizo esperar pero llegó en el final de Agosto, luego de pasados 13 años del último trabajo “10.000 days”.
Tan tensa fue la espera que el propio cantante de la banda, Maynard James Keenan, sufrió amenazas ante la tardanza del disco.
Lo cierto es que tanto tiempo de vigilia valió la pena, ya que con los tambores que dan inicio a “Fear Inoculum”, el primero de los siete temas (el número 7 no es casual para la banda), se presagia lo que vendrá: oscuridad, temas largos que van in crescendo y que explotan sobre el final, cambios inesperados de ritmos, sonidos mántricos que atrapan.
En un álbum sin puntos bajos, quizá un escalón arriba del resto se ubica “Descending”, que comienza con el sonido del agua y del viento. Son más de 13 minutos que desembocan un final apoteótico.
Tool, sin embargo, tiene reservado un final majestuoso: “7empest” dura quince minutos que resultan imperdibles.
“Fear Inoculum” es el quinto álbum de estudio de los estadounidenses, pero también podría ser el séptimo trabajo (otra vez el número 7) si incluimos en la fórmula el EP debut, “Opiate” (1992) y la demo “72826” (1991).
A esta altura parece innecesario clasificar a la banda. Lo mejor es escuchar el disco de punta a punta y cuando terminen los últimos acordes de “7empest” tal vez se tenga la tentación de volver a empezar para que suenen otra vez ese sinfín de sonidos y matices que hacen de Tool una banda de escucha imprescindible en estos tiempos.
Guillermo Cerminaro