A una semana de la aparición de Avengers: Endgame y todavía metidos en la ola del entusiasmo, cerramos las redes sociales, paramos la pelota y discutimos, en tres textos breves, sobre bondades, defectos y efectos de la nueva película de Marvel.
La guerra infinita
En contexto todo se ve más claro: diez años después del comienzo del MCU, la aparición de Endgame y sobre todo su discurrir narrativo resulta una consecuencia lógica. Por eso, la guerra infinita contra el spoiler parece ser más una respuesta de espectadores desatentos que una verdad ineludible: todo lo sucedido en Endgame pudo ser previsto -y en muchos casos lo fue- por cualquiera que estuviera prestando atención.
Sin embargo, una lectura más coyuntural que narrativa re-dimensiona el fenómeno. Y ahí, la palabra clave: ver la última película de esta etapa del universo cinematográfico de Marvel es introducirse en un fenómeno independiente de lo conocido, que ha tenido un desarrollo consecuente y, como tal, ha generado lo único -y lo mejor- que genuinamente ha buscado: afectos y rencores; deseos y expectativas.
Y como tal, la película solamente resiste análisis y se vigoriza en el hype de las redes sociales y el entusiasmo del aquí y ahora. Porque sus límites crecieron más allá de la imágen y quebraron más que aquella mítica cuarta pared: Endgame y el MCU en general se han metido en el corazón de miles de fanáticos. Y aunque un análisis profundo quizá le depare a su futuro más críticas que las oídas en el capricho de la inmediatez, lo cierto es que tan importante es eso como aquello que se siente la primera vez que una obra llamada a ser un gran suceso finalmente se emite. Luego, cada cual verá lo que quiera ver. Sólo es cuestión de prestar atención.
Patricio Cerminaro
De regreso a casa
Antes que nada, hay que reconocer lo extrañas que son estas películas. Sí, siguen varias convenciones del cine tradicional, pero también siguen las de sus historietas: son historias diversas que a veces colisionan para generar la ilusión de una única Gran Historia. “Infinity War” funciona así, y le sirve para celebrar su enorme franquicia, pero como consecuencia, también las ideas que discute se sienten incompletas y no hay tiempo para descubrir nuevos matices de los personajes, como pasaba en las entregas de Whedon. “Endgame” no tiene estos problemas. Es más, es el film más introspectivo de toda la serie.
En esta oportunidad, las super-personas no se juntan por un peligro cósmico inminente, sino porque no saben hacer otra cosa, les cuesta “seguir adelante”. Esa es la gran intriga de la película, ¿logrará el equipo enfrentar su pasado, negociar con sus propios demonios (verdes) y volver a confiar en sus amistades? Es cuando el film trata estas preguntas que llega a sus momentos más conmovedores, en especial si el público ya siente afecto por Steve, Tony y… el Hombre Hormiga antes de entrar a la sala.
Como en “Infinity War”, algunos “gags” duran demasiado y ciertas personas (Hemsworth y Johansson) merecen mejores roles que los que tienen, pero me alegra que los personajes vuelven a las neurosis que definen sus contrapartes de tinta. Esta definitivamente está entre las mejores de MCU y, por eso, me quito el sombrero. O el guantelete. Lo que tenga a mano.
Pablo Velázquez
Guardianes de los spoilers
Antes del estreno de Avengers: Endgame la cultura de no spoilear llegó a su máxima expresión. Si bien es una exageración de nuestros tiempos, casi un pecado imperdonable, fue un alegato inútil, ya que todo terminó siendo bastante previsible en el film. Si el objetivo era entretener, se logró y con creces. Si el objetivo era tocar el corazón de los fans, pasa lo mismo. Y si era dotar al film de chistes internos para la comunidad de seguidores, también.
Pero a un film que generó tanta expectativa se le pide más: una trama sólida, mayor rigor científico que sustente la ficción, personajes mejor desarrollados e interpretados. Todo lo complejo parece demasiado simplificado: la trama está al servicio de los efectos especiales y no al revés, las teorías del tiempo y espacio están resueltas de manera demasiado superficial, muchos personajes y situaciones parecen forzadas.
Quizá a los fans poco le importe esto. En una cultura que, además de demonizar en demasía el spoiler, busca el resultado, está a la vista que a juzgar por las risas y los aplausos, Avengers: Endgame gana por goleada aunque no importe el cómo.
Noberto Mauro