Se sabe: mucha gente saca la entrada del Lollapalooza sin conocer el line-up. Y, una vez develado, una gran cantidad saca las entradas para ver a los headliners
En cuanto a los que encabezan el cartel, los tres casos son bien diferentes.
El viernes 29 de marzo, los Twenty One Pilots, el dúo conformado por Tyler Joseph y Josh Dun, vuelve al festival luego de su show de tarde del 2016.
Ahora los muchachos un tanto más crecidos ya pasaron a la noche convertidos en un tanque de la industria.
Trench, su disco del año pasado, es lo que viene a presentar y lo que se puede esperar ya es conocido: pop liviano para oídos quizá no tan exigentes.
El sábado 30 será el turno de los Arctic Monkeys una banda que ha mutado y mucho. De aquellos jóvenes que sorprendieron al mundo queda poco. Y esto no significa una valoración negativa. Hoy la maduración con su sexto álbum de estudio, Tranquility Base Hotel + Casino (2018), es evidente. Del rock de guitarras a un sonido en el que el piano tiene su lugar, los británicos se han vuelto más finos y oscuros. Lo que se puede esperar -y no es poca cosa- es ver algo distinto a lo que brindaron en sus anteriores visitas y que su mutación sea palpable en el escenario.
El domingo 31 llegará Kendrick Lamar, que viene en el momento justo de su carrera: en la cresta de la ola. A la hora de elegir una visita que nunca había venido a Argentina, Lamar seguramente figuraba entre los favoritos. El rapero, el mejor de su generación, le ha dado una vuelta de tuerca al género y su último trabajo es DAMN, de 2017.
Lo que se puede esperar es mucho, ya que –a diferencia de los anteriores- no hay experiencia de haberlo visto en vivo por acá.
Claro que todo no se agota en los headliners, ni nadie pueda asegurar que a la hora del balance final hayan sido lo mejor. Naturalmente hay mucho más por descubrir.
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