Hace unos años, previo a la pandemia, las batallas de freestyle aparecieron como una novedad que concitó la adhesión de cientos de miles de personas en el mundo de habla hispana.
En Buenos Aires, la aparición de El Quinto Escalón resultó un fenómeno, no solo admirado en otros países, sino del que salieron muchos de los artistas que hoy dominan la música urbana. Hablamos de Wos, de Duki, de Trueno por citar apenas a algunos. Ninguno de ellos participa ya de las batallas.
La Red Bull Internacional y la reciente FMS World Series fueron ganadas por el español Chuty, que. en base a estos resultados, puede considerarse como el el mejor del momento..
El mexicano Aczino, segundo en esta primera edición de FMS World Series, aún disminuído físicamente, demostró el oficio que lo ha llevado a ser el más ganador de la historia.
La sangría de figuras históricas, la cada vez más cercana vinculación al deporte más que al arte, las reglas que deben cumplir tratándose de un concurso son algunas causas que explican el estancamiento de la actividad.
El freestyle es más que las batallas que se centran de la humillación del rival en lo que se presume satisface el morbo de los espectadores.
En un show en México en 2024, Wos invitó a Aczino al escenario para improvisar juntos. Luego de la precisa y amigable intervención del mexicano, el argentino contestó:
“Acá con Mau el Aczino disparándole en la jeta a los caretas y cretinos, tranquilos que no estamos batallado, estamos derrochando estilo “
Al escuchar esto surgen al menos dos cuestiones: un cambió de mira de quién es el destinatario de la crítica y la preeminencia del estilo sobre la competición.
Ante tanto ruido que se pide quizá sea necesaria una pausa para pensar. Sería una pena que una actividad tan compleja pierda su potencial para la crítica social y su capacidad para producir un hecho artístico.
Guillermo Cerminaro