Alejandro Fantino está trabajando en Neura Media, alejado de los grandes medios que el conductor supo transitar en las últimas décadas.
En estos días, viene sosteniendo una serie de charlas sobre psicoanálisis y su cruce con la filosofía con el prestigioso psicoanalista Jorge Alemán.
A Fantino se lo asocia más a un mundo superficial, al fútbol, a la cultura pop, a la política como espectáculo, pero desde hace años decidió estudiar filosofía y las preguntas e intercambios que sostiene con Alemán dan cuenta de su creciente formación profesional.
Alemán, que reside en España, es de los psicoanalistas argentinos más prestigiosos, con un fuerte formación en filosofía, que dialoga con los pensadores más encumbrados de la contemporaneidad como Franco “Bifo” Berardi, Slavoj Zizek o Giorgio Agamben.
Es evidente que Fantino quiere aprovechar al máximo a su interlocutor y que salta de pregunta en pregunta, a veces sin mantener el hilo, pero siempre sosteniendo la profundidad.
Alemán responde al juego. Sin soberbia, no le hacen falta muchas palabras para explicar qué es la falta para el psicoanálisis, ni para clarificar qué es la dialéctica del amo y el esclavo, para encontrar matices a la tarea de los sofistas o para cuestionar al Anti Edipo de Deleuze y Guatari.
El crossover funciona: Fantino conoce cómo entrevistar, Alemán cómo responder.
Es un pensador, que más allá de anclar sus respuestas en la realidad política y social, las fundamenta, sin ortodoxias, con un sobrado conocimiento de la teoría y de la práctica psicoanalítica.
En la charla campea cierta informalidad, nada común cuando se tratan estos temas en el ámbito académico e incluso en algunos medios que presumen de seriedad.
La posibilidad de una entrevista larga, sin cortes, sin tiempos establecidos hacen que el diálogo fluya, que se genere la inquietud por ir al texto y que siempre quede algo más por preguntar: un resto, lo que falta.
Mito Mauro