Pablo Dacal, trovador cultural 

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Pablo Dacal es un artista imprescindible de estos tiempos. Dueño de una poética y un gusto musical destacado, es inquieto y múltiple. Un artista sensible a su tiempo y del que podemos esperar siempre un riesgo en su obra.

En tus canciones conviven distintos estilos, ¿cómo te definís musicalmente, si es que te definís de alguna manera?

Me defino culturalmente como un trovador. Musicalmente no encuentro una definición muy clara porque tengo proyectos y aventuras y creo que cada aventura en todo caso tiene una identidad. Yo creo que los géneros son fragancias que emergen de los trabajos mismos y de lo que vamos viviendo y cómo lo vamos pensando y cómo lo vamos sintiendo. Soy hijo del rock y desde ahí miro al mundo, pero creo que las definiciones llegarán cuando todo termine.

Siempre fuiste inquieto desde lo musical, cambiaste mucho, vas experimentando y. como decís, sos hijo del rock ¿Pensás que el rock sigue teniendo algo que dar, tiene vigencia o es algo que está superado y que intentás superar en tus canciones?

Yo no creo que los géneros puedan superarse. Creo que son lo que son, los colores de la paleta con los que podemos pintar, lo que imaginamos, lo que vemos. De todas maneras, creo que el rock fue un movimiento que transformó al mundo y del que podemos salir en muchas direcciones  para trabajar sobre otras rítmicas, elaborar estilos y pensar nuevas formas que alimenten una sensibilidad particular que es la de la época y que es la que late dentro de cada persona, de cada artista.

¿De dónde viene tu fascinación por Ignacio Corsini, qué es lo que te atrae de la obra de él y cuán actual la ves?

Yo veo en Ignacio Corsini la posibilidad de una entrega al trabajo musical y artístico de una manera contemplativa y genuina, muy verdadera, muy diferente a la canónica, a la que tiene que ver con la estirpe gardeliana. Creo que hay ahí una obra en su vida y en sus grabaciones quizás no descubiertas del todo u olvidadas por el tiempo, que a mí me parece importante poner otra vez en circulación. En realidad, creo que el proyecto alrededor de Ignacio Corsini que yo emprendo tiene que ver con eso. Volver a poner esa energía a circular dentro de nosotros, en el pueblo argentino. Veo en Corsini una libertad inusual para trabajar con la música del territorio americano y las melodías de la ciudad y el campo. Un cruce todavía no establecido que se generaba allí, anterior a la industria que terminó modificando mucho las maneras de percepción y de elaboración de la música popular. Creo que había en él algo que es importante volver a oír, volver a sentir, volver a pensar.

¿Cómo estás trabajando en este contexto de pandemia, estás componiendo, estás repensando cosas?

Estoy trabajando, creo que como todos, puertas adentro llevando adelante proyectos y aventuras que no tienen tanto que ver con la exposición, sino con una elaboración más íntima que quizás por el vértigo de andar mostrando todo no había podido consumar. Así que vivo la pandemia como una oportunidad particularmente  de elaborar una serie de textos que estaban esperando mi tiempo para ellos y descubriendo viejas canciones y cosas que tenía guardadas en las carpetas y los cuadernos que quizá no llegaron a los discos o proyectos más grande, pero que creo que tienen algo que decir por sí solas. También estoy bastante entusiasmado sobre el desarrollo de los talleres de canciones que estoy haciendo hace un tiempo, que estoy ahí modelando con los meses, con los años, en las giras en todo el país y  ahora, desde el estudio, desde el bunker estoy pudiendo llevar a cabo. Eso: escritura, grabación, pensamiento, acción.

¿Cómo es eso de los talleres y donde se puede inscribir el que lo desee?

El taller se llama 1000 canciones, es un taller de escritura y composición que se desarrolla como una partida de generala. Si quieren saber más pueden escribir a nosoydacal@gmail.com

 ¿Hay algo que quedó en el tintero, algo más que quieras decir?

Una cosa más que quizás responde a varias de las preguntas. Yo no creo que la forma de acción artística del nuevo siglo pueda definirse a través de los géneros, me parece que eso puede ocurrir solo a partir de movimientos que dieron luz en los últimos tiempos, puntualmente todo lo que es el devenir del hip hop, que hoy sería el trap. Creo que ahí sí hay un movimiento y que están trabajando con sus términos, en su lenguaje. Los que venimos desde antes en realidad estamos con todos los elementos que hay a disposición. Me parece que aún quienes trabajan un solo lenguaje, están utilizándolo a su favor, en el mejor o en el peor de los casos, con las características de cada uno. En un mundo tan híper conectado y en el que la historia cultural y musical está ahí en tu ordenador todo el tiempo, en realidad somos intérpretes, traductores, trovadores, traficantes de la información. Cada uno puede utilizar desde ahí los distintos géneros, estilos, corrientes, escuelas para elaborar una nueva cosa que no tiene que ver con fusionar todo eso, ni siquiera ya con ponerlo en tensión, sino en utilizarlo como colores en una paleta con la que se pinta el cuadro que da una nueva y posible visión del mundo. Quizás de esas interpretaciones se termine armando un nuevo movimiento o quizás ese movimiento es el que estamos haciendo vivir ahora mismo sin darnos cuenta. 

Guillermo Cerminaro

Fotos: Deby Martell