No te va gustar, cantando a pesar de las postergaciones

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Luego de tres intentos No Te Va Gustar finalmente pudo celebrar sus 30 años en Vélez.

La postergación de la fecha inicial fue motivada porque el club de LIniers decidió no cumplir con lo acordado en el contrato en una nueva demostración de que el fútbol siempre termina imponiéndose. La segunda y la tercera las tomó el Gobierno de la Ciudad a partir de los pronósticos del tiempo.

Las bandas- en este caso NTVG- son las que terminan poniendo la cara por decisiones que las exceden.

Contemporáneos a ellos, los uruguayos de Cuatro Pesos de Propina cantaban “libertad o sello”, en clara alusión a la independencia de la banda en sus decisiones.

A la hora de la  masividad, cuando se depende de una estructura mayor, estos (y otros) pueden ser los costos que hay que pagar.

Finalmente a las 21.30 del  pasado miércoles comenzó el show que duraría 3.15 minutos y que recorrería gran parte de la discografía de la banda, en base a una atinada elección, no solo de los temas, sino también del orden en que fue confeccionada la lista.

En los últimos discos ha mutado el sonido de la banda en una actitud evolutiva que aparece como auténtica, aunque esas nuevos temas -con muy buen criterio- se diluyeron entre las compuestos en la primera década de los años 2000.

El público argentino ha adoptado a NTVG (y a La Vela Puerca) como una banda propia, aunque por donde se la mire es una banda uruguaya. Quedó claro con la presencia de una cuerda de tambores en un segmento del show o en temas como El Oficlal o Clara

NTVG se construye en base a canciones que mueven cierta emocionalidad, construidas en base a una prolijidad asombrosa, haciendo un culto -como pocas- del buen gusto.  Pasa sin demasiada dificultad del rock más fuerte, a canciones mid tempo, del ska o el reggae  a temas más bailables.

El trabajo conceptual y estético y sobre todo el diseño de luces, apoyaron a un show que por sí solo ya tenía su propia valía.

Más allá de que Emiliano Brancciari  resaltara que se trataba de una fiesta, las propias canciones habilitaron los canticos del público. “La patria no se vende” y ”El que no salta votó a Milei” fueron parte del repertorio que llegó desde de abajo del escenario, junto la máxima ovación de la noche que se la llevó Nahuel Pennisi, invitado en De nada sirve.

Han pasado treinta años, lo que en si no es un mérito. El mérito es la actiitud de mirar al porvenir en lugar de la inacción nostálgica, como muchas veces ocurre en bandas con trayectorias tan largas.

Guillermo Cerminaro