Contar una historia familiar, de las muchas que existen en cada lugar, de gente común, sin características muy diferentes a otras y convertirla en una historia extraordinaria es lo que ocurre con Imprenteros.
La obra de Lorena Vega, que había comenzado en el Centro Cultural Rojas como parte del Proyecto Familia, ahora puede verse en Timbre4. La forma en que está contada, la interpretación, los innumerables recursos escénicos que utiliza Vega, es lo que lo hace posible esa transformación de lo ordinario en extraordinario.
Para ello se utilizan distintos recursos: Vega es relatora en primera persona, entrevista a su propio hermano para que cuente cómo es ser imprentero y cuente la historia de su padre, dirige actores que interpretan diversas momentos de la historia familiar que son seleccionados como hitos, relata videos familiares y forma parte la coreografía final con un mensaje en defensa de la dignidad del trabajo.
No hay nada más aburrido que ver un video social como un cumpleaños de 15 y mucho más de gente que uno conoce. El relato de Vega, su sensibilidad, su ojo agudo para el detalle convierte a ese momento en uno de los puntos altos de la obra.
La historia en si es simple: el padre de Vega tenía una imprenta en el conurbano. A poco de morir los hermanastros cambian la llave y no permiten que los hijos del primer matrimonio (Lorena, Sergio, Federico) puedan ingresar a la fábrica. Y desde allí es que se desgrana la historia familiar y los secretos del oficio
Todas las conductas familiares están puestas al descubierto y los distintos puntos de vista conforman un entramado familiar rico en matices y en sensibilidades.
La obra actúa como catarsis y como denuncia, convierte el dolor en momentos de humor, utiliza al arte para ingresar a la fábrica -lo que no se puede hacer aún en la realidad- a partir de la técnica del photoshop y también involucra a los espectadores por la empatía que genera con la estética y el mensaje.
Entre lo mucho que ofrece la cartelera de teatro independiente, Imprenteros, por su originalidad en la forma de contar una historia, resulta de visión necesaria.
Guillermo Cerminaro