Gianni Vattimo, un filósofo imprescindible de la contemporaneidad

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Cuando muere un filósofo de la trascendencia de Gianni Vattimo, esa triste circunstancia invita a leer su obra (o a releerla). Es que Vattimo entendió como pocos lo que siguió a la modernidad, ese periodo al que se lo denominó posmodernidad y del que se ocupó en sus libros.

El filósofo italiano además fue un divulgador de su complejo pensamiento a partir de su simpatía, sus dotes de conversador y su capacidad para expresarse en varios idiomas, incluido el castellano como quedó evidenciado en cada una de sus visitas a Argentina

Discípulo de Gadamer y estudioso de la obra de Nietzsche y de Heidegger, su mirada se opuso a lo instituido. Su obra puede ser leída como un cuestionamiento a esas verdades pétreas en un camino hacia lo múltiple, el diálogo y la caridad, nunca hacía la prepotencia de un discurso único y totalizador.

Como a la mayoría de los filósofos se los recuerda por un solo concepto en este caso el pensamiento débil, aunque su obra es mucho más que eso. La grandes verdades se han debilitado, son más laxas, ya no hay verdades fuertes es la idea presentada en 1993 junto a Pier Aldo Rovatti en su libro llamado El Pensamiento débil.

Entre sus principales obras, además, se encuentran Las aventuras de la diferencia (1979), El fin de la modernidad (1985), La sociedad transparente (1989), Ética de la interpretación (1989), Creer que se cree (1996), Diálogos con Nietzsche (2002) y Nihilismo y emancipación(2003).

Su vida estuvo marcada por el compromiso con la realidad política (fue integrante del Parlamento Europeo) y por la lucha en diversas causas sociales como la defensa de los derechos del colectivo LGBTI.

Uno de los grandes filósofos que quedaban se ha ido a los 87 años. Su obra, por fortuna, sobrevivirá a su vida.

Guillermo Cerminaro