Fito en Casa: música para sanar

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Estamos viviendo un hecho inédito como humanidad y los artistas, imposibilitados de dar sus conciertos como lo hacen normalmente, están encontrando otras formas de encontrarse con su público. En la noche del viernes, Fito Páez brindó un recital desde su casa acompañado por su piano.

Se sabe que cada vez que toca Fito algo distinto sucede. Quizá lo que unifica cualquier repertorio que elija es su grado de emocionalidad, que está vez se vio amplificado por las circunstancias de tocar en el primer día del aislamiento social preventivo y obligatorio dispuesto a causa del coronavirus.

Quizá quienes pudimos verlo asistimos a un hecho histórico en el que se unieron la angustia colectiva con la actuación de un artista popular desde la intimidad de su hogar.

En tiempos en los que debemos quedarnos en nuestras casas, fue la música la que vino a nuestro encuentro, para demostrar, una vez más, su poder sanador.

Guillermo Cerminaro


Iguales pero distintos

Las canciones se suceden una a una por un poco más de una hora: el artista toca y la ciudad, en silencio. Sin embargo, no hay espíritus de grandeza del otro lado de la pantalla, sino que, por el contrario, es el músico el que acompaña, con voz quebrada y piano eterno, un dolor colectivo.

Un dolor que la música entiende y respeta, pero que, sin embargo, viene a mitigar: en épocas de angustia, la música todo lo puede. Y situaciones como la actual solamente resaltan el sentido social de los músicos populares del calibre de Páez: sus versos no son solo palabras vacías.

Desde clásicos como Mariposa Tecknicolor a nuevos sonidos como La canción de las bestias, su presencia se impone necesaria y sanadora.

En tiempos de Coronavirus, las músicas eternas vienen a decirnos que todo sigue igual pero distinto.

Patricio Cerminaro