Nahuel Briones nos recibe en su casa de Parque Patricios y ya a poco de iniciar la charla se puede entrever una idea o una forma de moverse que tiene que ver con el deseo.
“La clave es la conexión con el propio deseo. Estar conectado con el deseo y expresarlo. Es la manera de crecer y de ser feliz” dice mientras come unas galletitas. “La idea que algo es comercial es por la industria, la industria lo va cambiando, no la gente. Si querés tener un millón de reproducciones, veamos quien tiene un millón de reproducciones. ¿Quiero hacer esa música? Entonces no.”
Briones es de los artistas importantes de esta época, de escucha imprescindible para quien quiera saber que está pasando en el aquí y el ahora. “No entiendo a la gente que dice en mi época. Si está es tu época, si estás vivo. ¿Cuál es tu época? ¿El Rey Arturo?, dice entre risas.
Sus palabras brotan lúcidas, mientras cae la tarde en la tranquilidad del barrio: “Todo lo que se asemeja a algo bailable, por ejemplo Sailor Moon, habla de muchas cosas a la vez, esa esencia de estoy acá diciendo lo que pienso y no lo que debo decir, lo tiene el pop no lo tiene el rock”.
Actualmente está trabajando en un disco, de manera incipiente aún, con Lucy Patané, con composiciones nuevas de cada uno de ellos, a raíz de una propuesta de Andrés Mayo.
En enero se obligó a hacer todos los días a hacer una canción. “Compuse un montón de cosas, necesito tener tiempo para mí, para hablar con mí mismo. Para salir a la calle. No sé si eso va a ser realmente un disco, pero la ideas es ir lanzando singles”.
También se encuentra activo preparando sus próximos shows. El del Teatro Roma, en Avellaneda, el 20 de marzo con entradas más que accesibles y el del jueves 26 de Marzo, en Casa Brava, en Rosario.
La conversación fluye y otra idea va quedando clara. El que quiere clasificar la música de Briones, le está errando a la mirada.
No hay que encasillarlo: resulta algo inútil. Hay que escucharlo y verlo.
Guillermo Cerminaro