Daniel Melero es tal vez una rara avis dentro del mundo de la música. Por su carácter de innovador, por tomar riesgos, por mantenerse en los márgenes. Su aporte es mayúsculo no solo en lo que ha sabido construir con Los Encargados y en su carrera solista, sino lo que ha construido con otros. Quizá lo más emblemático sea su trabajo con Cerati, aunque la lista de colaboraciones es extensa. Su historia es más que significativa aunque Melero no se detiene hablando de ella. En una reciente entrevista con Jere Madrazo en el programa Pare de Sufrir dejó en claro su postura. ”No soy nostálgico. Creo que todos los tiempos pasados son horribles”. Melero mira siempre hacia adelante, atento a encontrar un resquicio para la novedad. Otros, con muchos menos pergaminos, se empeñan en repetir lo que hicieron.
En otra entrevista para el ciclo Irreverente habló de la situación del rock.
“La cultura rock fue como un engaño en la que todos participamos. Parecía que había una cantidad de cosas a las que había que resistirse o cambiar. Mi amigo Diego Tuñón de Babasonicos me dijo que el rock ya había cumplido todo lo que se había propuesto, todas esas cosas que parecían una cultura rebelde o distinta en un momento dado ya eran cosas que se dan por hecho y eso abrió las puertas a esos disidencias posibles que podría haber. Al mismo tiempo como siempre ha sucedido la mayoría de las personas no considera que las cosas puedan ser distintas”.
Quizá al rock le falte pensarse a sí mismo, quizá le falte nutrirse de otras artes y aunque la repetición sea inevitable en cierta medida, hace falta tomar algunos riesgos. O tal vez como le dijo a Tuñón a Melero ya cumplió todo lo que se había propuesto. Si fuera así, ¿habría que pedirle algo más al rock?
Guillermo Cerminaro