Algunos apuntes sobre la música del 2021

Browse By

No intento acá hacer un balance sobre lo ocurrido en 2021 en la escena del rock  en Argentina. Eso sería más una tarea de contadores. Tampoco se trata de elegir lo mejor del año, práctica remanida que no conlleva ningún aporte. Sólo se trata de esbozar algunos apuntes, trazos gruesos de lo que pasó en un año que transcurrió atravesado y condicionado por la pandemia.

Antes del paréntesis del 2020, mientras miraba un show al lado de un conocido productor artístico, entre tema y tema, le pregunté en qué lugar estaba el rock.“El rock se fue a dormir la siesta. Hoy ese espíritu está en la música urbana, en Wos, en Louta” me contestó, palabras más, palabras menos.

El rock pareciera que ha entrado en un sueño más profundo que una siesta y que lo que se presenta hay buscarlo en  sus derivas. En los nombrados por el productor, en lo que hace Bizarrap, que potencia a quienes concurren a su estudio, en la novedad de Nahuel Briones y en varios otros artistas emergentes que muestran su producción a cuenta gotas.

Fue el año de los homenajes en vida: Charly, León. Fue el año de la muerte de Palo Pandolfo, que dejó un excelente disco final: Siervo.

Diversos grupos convocantes volvieron a escena, pero los grandes festivales, que van a estar plagados de artistas locales en su line-up, esperan su turno para el 2022.

Así como Charly en su propio homenaje mostró su débil humanidad, el Indio no parece estar dispuesto a eso. Como viene haciendo últimamente, cantó algunos temas de forma virtual y cuidada en los dos shows de Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado en el Estadio Único de la Plata.

Sobre el final del año pudo realizarse la gira Gracias Totales,  en lo que queda de un barco que, como en la paradoja de Teseo, lejos está, sin Gustavo, de ser la gran banda que fue Soda Stereo.

Cerati, como el Indio, apareció en las pantallas. Dos presencias fantasmáticas, aunque ostenten un distinto status vital: sólo las diferencia la posibilidad. 

Aquella idea gramsciana de que lo nuevo no termina de nacer y lo viejo no termina de morir está a la vista. Lo nuevo está atomizado y hace falta moverse para encontrarlo. Quizá ya no se trate de enormes obras sino de las pequeñas apariciones que surjan. Que lo viejo no se vaya (y no lo dejemos ir) no solo acarrea el peligro de la nostalgia, sino el de creer que es lo que ya no es.

Guillermo Cerminaro