Brad Pitt ha construido una extensa carrera actoral que parece encontrar (hasta ahora) su punto más alto en los personajes que encarna en dos películas recientemente estrenadas: “Erase una vez en… Hollywood” de Quentin Tarantino y “Ad Astra: Hacia las estrellas” de James Gray. Ambas composiciones, bien diferentes entre sí, lo colocan entre los grandes actores de estos tiempos.
Por un lado, en “Erase una vez en… Hollywood” interpreta a Cliff Booth, el doble de acción de Rick Dalton (Leonardo DiCaprio). Entre ambos se ve una conexión actoral poco frecuente que le permite a Pitt desarrollar su desenfado, su extroversión y su capacidad para las escenas de acción.
En Ad Astra es Roy McBride y la composición actoral se encuentra en un registro diferente: es un astronauta en búsqueda de su padre en pleno espacio. La soledad, los gestos mínimos y la introspección son los rasgos distintivos en este caso.
Más allá de premios posibles, Brad Pitt ya ganó en la pantalla y en la consideración pública con ambos films.
Desde la visibilidad que obtuvo con su personaje de cowboy en Thelma y Louis en el año 1991, la carrera del nacido en Oklahoma en el año 1963, ha sido variada y prolífica.
¿Qué hubiera pasado si no estuviera en los escalones más altos de la belleza socialmente aceptado? ¿Hubiera sido reconocido antes por sus dotes actorales más que por ser un chico lindo? Más allá de eso, lo cierto es que ha llegado hasta acá.
Queda de nuestra parte encontrar en Pitt lo que han sabido ver, por poner solo dos casos, Fincher o Tarantino, los grandes directores de estos tiempos.