El filósofo Peter Sloterdijk acaba de de decir en el diario el País de España que “ el ser humano contemporáneo solo se refugia del futuro con actitudes frívolas”. El teatro independiente entre todas las disciplinas parece ser la que está dando respuestas más flexibles ante un futuro signado por un creciente inhumanismo.
Ese rito que se produce en derredor de un escenario parece ser un refugio en el que hay pensamiento y reacción ante lo establecido.
A poco de comenzar la pandemia quedó claro que el mundo no sería mejor a su salida. Muy por el contrario los rasgos de época que ya se venía perfilando parecen haberse acentuado.
El rock en una crisis en la que está sumido de hace años no brinda respuestas, el cine preso de la industria tampoco, las series mucho menos.
El pensamiento permanece estancado o fragmentado y la literatura parece navegar en las profundidades del yo para lectores urgentes sin generar el efecto de perturbación que se espera.
El teatro independiente utliizando no sólo lo que provee el texto sino adueñándose de los recursos escenográficos y audiovisuales parece estar vivo.
Lo que ocurre en el escenario sigua siendo potente produciendo obras nuevas o reescribiendo los clásicos.
Hace un año, y hoy podría ser lo mismo, Mauricio Kartun decía en una nota de Infobae: “No vamos al teatro para que nos cuenten una historia, vamos al teatro para que la historia se encarne en alguien”. Una historia que aleje de la frivolidad de la que habla Sloterdijk.
Mito Mauro