Pierre Lemaitre, el escritor nacido en París en 1951, se dio cuenta recién cuando estaba escribiendo Los colores del incendio, su reciente novela, que la misma era parte de una trilogía que había comenzado con Nos vemos allá arriba.
En este segundo libro la protagonista es Madeleine (personaje secundario de la novela anterior), la hija del banquero Marcel Péricourt.
La novela tiene su inicio en el entierro de Péricourt, una persona central en la escena financiera de Francia. En esa instancia en la que se encontraba presente la créme de la créme de la ciudad, el pequeño hijo de Madeleine y nieto del difunto, tiene un accidente del que queda inválido. Naturalmente, a partir de allí, la vida de Madeleine nos será la misma.
Situada en la Francia entre los años 20 y los años 30, en la que los banqueros y la vida financiera toman el centro de la escena, Lemaitre construye un relato ficcional pero que tiene muchos puntos de unión con la realidad. Y en ese mundo Lemaitre se mueve como pez en el agua: se nota que hay un trabajo de investigación con el fin de captar el espíritu de la época, pero sobre todo se nota que, como buen escritor de ficción, Lemaitre logra verosimilitud.
En base a una narrativa sólida, Los colores del incendio se posiciona como un trabajo que puede ser leído con independencia de su predecesor y que motiva a que llegue el momento de que se publique el último libro de la trilogía.