Decir que Un caballero en Moscú, la segunda novela de Amor Towles, es de las mejores apariciones literarias no resulta exagerado. Y es así no tanto por la trama, que puede parecer simple y lineal, sino por todos los elementos enriquecedores que entran en la historia.
Como si el mundo (de las artes y de la política) ingresará en el Hotel Metropol de Moscú en el que el conde Aleksandr Ilich Rostov vive en prisión domiciliaria.
El protagonista de la historia, habiendo sido condenado por los bolcheviques en 1922, elude el destino de una muerte que parecía inexorable gracias a un poema subversivo que había escrito tiempo antes. Es decir que se le permuta la muerte segura por la permanencia en el Hotel cercano al Kremlin y al Bolshói.
Allí, durante más de treinta años, irán apareciendo distintos personajes en la vida de Rostov, mientras que de puertas para afuera se desarrolla uno de los períodos de mayor riqueza histórica.
Amor Towles, es un conocedor de la historia rusa de aquellos años y, como todos los buenos escritores, ha demostrado una vez más que todo vale la pena si está bien contado.
Guillermo Cerminaro