Un joven periodista llega a la casa del ídolo, un exitoso director de cine. A partir de allí, lo improbable, el absurdo: un accidente lo cambia todo. La entrevista es el primer corto del director Fermín de la Serna. Y aunque el año pasado no fue seleccionado a ese espacio de deseo que era el Festival de Mar del Plata, este año el proyecto explotó definitivamente: luego de varias participaciones en importantes festivales locales e internacionales -de los que también recibió unos cuantos premios-, a mediados de este mes participará en la Sección Oficial de Cortometrajes del 44° Festival de Cine Iberoamericano de Huelva.
¿Cómo surgió la idea de La Entrevista?
Hace unos años me tocó hacerle una entrevista a Martin Piroyansky para la “La Brújula”, mi querida revista. Fui a su departamento por Palermo y empecé a hacerle las primeras preguntas. En un momento él se fue al baño y yo me quedé solo en el living con su gato. Pasaron los minutos y Martin tardaba, no salía. Ahí, en ese preciso instante, se me ocurrió el conflicto principal de una historia donde un entrevistador quedaba solo con su entrevistado, que por algún motivo extraño no salía del baño. Semanas después me tocó hacerle una entrevista al mejor director de cine argentinos de todos los tiempos, Adolfo Aristarain, mi ídolo absoluto. Cuando terminé y salí fascinado de esa mágica hora y media de charla profunda en su casa me dije “ya tengo un personaje y un conflicto”. Entonces me senté a escribir un guion donde un entrevistador joven le hacia una entrevista a un laureado director de cine y en el medio pasaban un par de situaciones absurdas.
¿Qué aprendizaje te dejó La Entrevista para futuros trabajos en la dirección?
Si uno se pasa todo el día obsesionado buscando ideas, en algún momento aparecen, es inevitable. Por eso siempre hay que estar en movimiento y nunca frenar, para poder adueñarse apasionadamente de ese proyecto y defenderlo a muerte. Me parece que dirigir “La entrevista” afianzó esa idea y me hizo darme cuenta de que hacer una ficción es tener ganas de frenar el tiempo y el espacio por un simple capricho de mierda, ¿qué más hermoso que eso?
¿Cómo fue el trabajo con los actores? ¿Qué le aportaron ellos al corto?
Luis Ziembrowski, Laura Lopez Moyano y Guido Botto Fiora son tres bestias increíbles que me enseñaron en una semana todo lo que había aprendido en cuatro años de cursada en la facultad. Igual, aguante la UBA y la educación pública, porque todo el equipo técnico es de FADU. Pero los actores son tres iluminatis con mucho oficio y mucha capacidad y eso no es algo que se encuentra fácil. Creo que tuve mucha suerte de principiante.
El corto ya giró por varios festivales y recibió varios premios, ¿Qué importancia le otorgás a los festivales en general y a Huelva en particular?
La verdad es que cuando el año pasado no quedó seleccionado el proyecto en el Festival de Mar del Plata dije “esto que filmé es una cagada, la vida es una mierda, me voy a dormir por un tiempo”. Voy a tener que filmar otra cosa hasta que algún día quede, el famoso persevera y triunfarás. Pero después increíblemente este año empezó a girar por festivales y a llevarse premios y ahora quedar en el Festival Iberoamericano de Huelva ya es un golazo de media cancha. Todo sirve para incentivar las ganas de volver a filmar, porque en definitiva eso es lo más importante.
¿En qué otros proyectos estas trabajando actualmente?
Terminé de escribir un largometraje que es imposible de realizar por la complejidad. Igualmente, hoy en día por como están las cosas todo es difícil de realizar, la cultura no parece interesarle a nadie y de lo único que se habla es de negocios. Por eso, ahora quiero filmar otro cortometraje muy distinto a “La entrevista”, que ya tengo escrito. Hablar un poco sobre la búsqueda del placer me parece interesante en una sociedad donde el rédito de la masculinidad está a flor de piel. La adrenalina de embarcarse en un proyecto nuevo es la droga más hermosa que alguna vez probé.