La obra “La traición oral. Una épica sobre el diablo” de Mauricio Kagel se presentó en el Centro de Experimentación del Teatro Colón (CETC) y lo primero que hay que decir es que se ha concretado un hecho postergado por años.
Es que la obra que iba a subir a escena en el mismo escenario, pero en 1992, nunca llegó a estrenarse. Por eso, pasado el tiempo y a diez años de la muerte de Kagel, es algo que merece ser celebrado.
Y mucho más si se estuvo allí para ser testigo de una obra vanguardista, experimental, arriesgada.
La música compuesta por Kagel es un notable universo de sonidos, que fue magistralmente interpretada por la orquesta dirigida por Rut Schereiner. La amalgama con el texto, que por momentos adquiere una riqueza particular al abordar la tradición oral centrada en el diablo, resultó perfecta.
La puesta en escena estuvo basada en un museo que el público pudo visitar, encontrándose con imágenes que remiten a lo que se quiere transmitir. La orquesta se ubicó en el centro del espacio y a su alrededor se desplegaron los actores entre el público. Los espectadores optaron por distintas modalidades para seguir la obra: algunos miraron cada detalle de la orquesta, otros siguieron a los actores en su camino por los distintos espacios y hubo quienes simplemente se sentaron a escuchar para tener una mejor comprensión del texto.
Mauricio Kagel fue un gran compositor nacido en Argentina pero que se desarrolló y ganó prestigio en Europa. Es hora que este tipo de experiencias se sigan repitiendo.