Enemigo público N°1
Durante los 90, se sabe, el hard y el rap se fusionaron con la ira: Rage Against The Machine, Public Enemy y Cypress Hill fueron las voces amplificadas de una generación. Ahora, un par de décadas después, cuando las tres bandas parecían estar condenadas a un refresh infinito de un pasado mejor, surgió Prophets of Rage. E, igual que uno que vos sabés, la idea es simple: es una sola banda y son las tres a la vez.
Antes del pitido inicial, la formación ya era ganadora: Tim Commerford, Brad Wilk y Tom Morello de Rage Against The Machine sumaron a Chuck D y DJ Lord de Public Enemy y a B-Read de Cypress Hill. Y el que quiera climas, voces aterciopeladas y bajas revoluciones, que lo vaya a buscar a otro lado: Prophets of Rage es un dream team y la confirmación, entonces, de que los sueños se cumplen.
Y si en los lejanos 90s la coyuntura hizo aparecer tres bandas linkeadas por la ira y la necesidad de un grito de empoderamiento, entonces evidentemente la actualidad era un caldo de cultivo más que fértil para el surgimiento de algo nuevo. Cuando todo comenzaba, Tom Morello habló con la versión norteamericana de la revista Rolling Stone y dijo: “No somos un supergrupo, somos un equipo de músicos revolucionarios decididos a luchar contra toda esta mierda en año de elecciones”. Porque no importaba cómo, no importaba dónde, la gente necesitaba, otra vez, una voz. Y aquello que estuvo callado durante tantos años se enciende de nuevo, no tanto por decisión, sino por necesidad: llega el disco debut de Prophets of Rage y será con furia, pero también con buen gusto. Porque si en algo coinciden las tres bandas fundacionales es en su debilidad por la palabra fuerte, pero aún más en algo más potente: en la conciencia de que si suena bien, el mensaje va a llegar más claro. Y, sobre todo, en una característica que promete ser pilar de la banda que nace: mañana es mejor. Pero hay que luchar por ello.