A veces los acontecimientos importantes se anuncian sin demasiada solemnidad. Eso ocurrió con la salida de Ghosteen, el nuevo disco de Nick Cave.

Lejos de la pomposidad, el propio Cave lo contó casi al pasar en su sitio The Red Hand Files. Allí, en la sección “Hacé una pregunta” un seguidor de nombre Joe quiso saber cuándo saldría el nuevo disco del cantante australiano.

““Querido Joe, podés esperar un nuevo álbum la semana próxima” contestó Cave y cumplió con su promesa el pasado 4 de Octubre.

El disco tiene toda la solemnidad y magnificencia que no tuvo el anuncio. Y, por sobre todo, una coherencia interna pocas veces vista.

Ya con los dos primeros temas ‘The Spinning Song’Y ‘Bright Horse’ el rumbo queda claro. Ghosteen (una conjunción de palabras entre fantasma y adolecente) es un álbum doble con ocho canciones referidas a los niños y tres -las últimas –referidas a los padres. Es un álbum que maneja a la perfección la luz y la oscuridad  y que denota la espiritualidad por la que atraviesa Cave. Todo esto se inscribe dentro del duelo por la muerte de su hijo Arthur quien falleció en el 2015, a los 15 años, tras caer de un acantilado víctima de una sobredosis.

Desde lo musical es un álbum en el que abunda el piano, los sintetizadores y apenas  algunas cuerdas que permiten el lucimiento de la voz de Cave que, por momentos, parece superar todos los registros anteriores.

Desde la lírica también muestra profundidad y belleza: «Estoy aquí a tu lado, búscame en el sol», «El fantasma adolescente gira en mi mano / bailando y bailando a mi alrededor» son sólo dos de los conmovedores versos del álbum.

Ghosteen demuestra cómo el dolor puede ser motor de una obra de arte y no sólo eso: cómo es posible que un artista pueda seguir evolucionando, un crecimiento que en Cave se nota en cada uno de su trabajos.

Ghosteen es sublime. Por tanto no hay palabra que pueda explicarlo. Sólo queda, cuando se esté dispuesto, ejercer el noble ejercicio de la escucha.

Guillermo Cerminaro