Terminó Séptimo Día: más circo que Soda

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Llegó a su fin la gira “Sép7imo día- no descansaré” y, dejando de lado números, países visitados o sensaciones, es hora de esbozar algunas ideas.

La suma de la música de la banda más importante de Latinoamérica y un circo del prestigio del Cirque du Soleil se esperaba que diera un resultado mayor que la adición de las partes. Para eso era deseable que cada uno hiciera sus aportes que amalgamados generaran un resultado superador. No es la idea evaluar la calidad artística y la  destreza del Cirque du Soleil, que está fuera de poder ser discutida. Pero sí ver de qué manera esa parte de la sociedad la puso imagen y movimiento a la música y la letra de Soda. Y allí quizá resida alguna deficiencia.

Soda Stereo siempre se caracterizó por su impronta inquietante, sugerente, sensual. Las imágenes que proponía Cerati no eran inocentes. En el espectáculo que presentó el Cirque du Soleil  esas imágenes parecen estar alivianadas en beneficio de generar un show que abriera los márgenes y llegara a ser ATP.

La dupla Zeta- Charly Alberti (es imposible que hubiera pasado con Cerati vivo e interviniendo activamente) más allá del enorme trabajo realizado, parece también haber cooperado en suavizar los temas en pos del espectáculo. El procesamiento sonoro que se hizo a las canciones, a priori auspicioso, ya que no era cuestión de ofrecerlas tal cual estaban grabadas teniendo los elementos técnicos como para intervenirlas y modificarlas, por momentos les quitó peso.

La sensación que queda flotando es que, más allá que la esencia de las canciones fue respetada, faltó que quede reflejado el espíritu de deseo y sensualidad que tenían los shows de Soda. Se podrá decir que es circo, pero también, y allí centramos nuestro punto de vista, es Soda.

Guillermo Cerminaro